Una pequeña aclaración: Este cuento o como prefieran llamarle está basado en la versión original de "La Sirenita" en la que la sirena se arroja al mar y se convierte en espuma, aquí hablo acerca de lo que pasó después de eso.
Causa y efecto
Cuando
a la mañana siguiente de su boda la
buscó por todo el barco sin encontrarla, se cuestionó por primera vez la
naturaleza y la magnitud de sus sentimientos hacia ella.
Ordenó
a toda la tripulación buscarla hasta en el ultimó rincón y mandó también una
lancha a buscarla en las aguas cercanas al barco, pero ninguna de estás
acciones dio resultados.
Al
ver que sus esfuerzos eran completamente inútiles, la antes impensable posibilidad
de no volver a verla nunca aparecía ante sus ojos como un futuro inminente y la
desesperación que eso le producía le hizo darse cuenta lo que sentía por esa
encantadora joven iba mucho más allá de la simpatía.
Siempre
había sospechado una misteriosa relación entre su amada y el agua, la encontró
en una playa y se perdió a bordo de un barco, así que definitivamente era el
mar donde debía buscarla.
Una
vez aclarado eso poco le importó estar casado con otra mujer o sus
responsabilidades como heredero al trono, lo dejo todo para embarcarse en busca
de la muchacha.
Durante
muchos años los increíbles esfuerzos del joven príncipe fueron en vano, sin
embargo se sentía incapaz de rendirse, pues era preferible morir buscándola que
resignarse a pasar el resto de su vida sin ella.
Luego
de un tiempo, el joven que navegaba buscando a una mujer, incluso cuando había
imponentes tormentas, empezó a llamar la atención de las criaturas marinas y fue inevitable que los rumores llegaran
hasta el palacio submarino, que se encontraba sumido en la tristeza desde la
muerte de la más hermosa de las princesas.
Estas
habladurías llamarón la atención de una de las princesas, quien se preguntó si
era posible que el joven que vagaba en el mar buscando a su amada fuera en realidad
el príncipe que causó la muerte de su hermana menor.
En
un principio sentía un gran
resentimiento, pero al escuchar decir a todas las criaturas que lo habían visto
que el profundo dolor había deformado permanentemente el semblante del
príncipe, sintió compasión por él y decidió que al menos tenía derecho a saber
lo que realmente había pasado con la princesita.
Así
pues, una noche la mayor de las hijas del soberano de los mares se acercó al
barco del príncipe, decidida a hablar con él.
El
muchacho escuchó una voz femenina que lo llamaba y su corazón se detuvo al
imaginar que podía tratarse del objeto de su amor, al que llevaba tanto tiempo
buscando.
Corrió
hacia la borda, en la dirección de la que venía la voz, pero la mujer que
encontró, hundida en el mar hasta los hombros, no era la que esperaba ver.
-¿Quién
eres?
-La
hermana mayor de la mujer que estás buscando.
Respondió
en tono calmado y solemne.
-Si
lo que dices es verdad y sabes donde se encuentra, te suplico que me lo digas.
-A
eso he venido, pero me temo que no va a gustarte lo que tengo que decirte.
Llegado
a este punto la monarca da un majestuoso salto fuera del agua, de modo que todo
su cuerpo queda expuesto ante los ojos del muchacho humano.
-¡Oh
Dios mío! ¡No eres humana!
-Así
es, Príncipe, soy una sirena, al igual que mi hermana.
-
¡Mentira! Yo mismo la vi caminar en dos piernas, como los seres humanos.
-Lo
sé, y no te imaginas el precio que pagó por esas piernas. Hace ya algunos años,
cuando mi hermana obtuvo el permiso para subir por primera vez a la superficie,
quedó prendada de un joven príncipe al que salvó de ahogarse luego de que su
barco fuera hundido por la tormenta.
El
humano quedó absorto por lo que acaba de escuchar ¿Seria posible que en
realidad lo hubiera salvado ella y no la princesa con la que se casó?
-El
príncipe nada sabía de eso, pero mi hermana fue incapaz de seguir viviendo sin
volver a verlo, por lo que acudió con la bruja del mar para pedirle que la
ayudara a reunirse con él, y así lo hizo, la bruja le concedió un par de
piernas para poder andar entre los seres humanos, pero el costo fue muy
elevado: La preciosa voz de la hija del rey del mar y la terrible condición de
que si ese joven llegaba a desposarse con otra mujer, ella moriría a la mañana
siguiente de la boda.
El
joven tuvo que luchar con todas sus fuerzas para no romper a llorar al
comprender que él, en un acto de estupidez,
había asesinado a la mujer que amaba.
-El
resto de mis hermanas y yo nos enteramos y acudimos de nuevo a la bruja para
rescatarla, a cambio de nuestro cabello nos entregó una daga con la que la más
joven de nosotras debía atravesar el
corazón del ingrato príncipe y untar su sangre en sus piernas para
volver a ser sirena y poder reunirse con nosotras, pero ella, que fue capaz de
sufrir en silencio para estar a su lado, prefirió morir que atentar contra la
vida del hombre por el que había renunciado a todo.
Llegado
este punto, el príncipe no pudo contener el llanto y cayó de rodillas.
-¡Oh,
mi Dios! Merecido hubiera tenido haber sido asesinado con esa daga para
salvarla, perder para siempre a la mujer
que amo es mi castigo por buscar en otra parte lo que siempre estuvo a mi lado.
No fue hasta que desapareció que me di cuenta de lo que sentía por ella y lo
deje todo para salir a buscarla, pero ahora que sé que solo volveré a
encontrarla en el otro mundo, no me siento con fuerzas para seguir viviendo.
Dicho
esto, príncipe se acercó a la borda, dispuesto a arrojarse al mar, como lo
había hecho la más joven de las hijas del monarca de las profundidades en su
último momento.
-Si
decides terminar con tu vida, no pienso detenerte, no obstante debes saber que eso no te servirá para reunirte con mi
hermana, ya que, por desgracia, las sirenas no tenemos un alma inmortal.
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